[Serie ¿Existió Jesucristo?] Lo que plagiaron de Dionisos y Osiris para crear a Jesucristo

¿A quiénes recuerda esta escultura?
Dionisos fue el nombre del polémico dios excéntrico del panteón griego, que posteriormente pasó a convertirse en Baco al ser adoptado por los romanos.

Este dios era fundamental en los ritos iniciáticos – iniciación es el tránsito que va de lo profano a lo sagrado -, logrando que el adepto alcanzara el estado necesario a través de la ingesta masiva de vino en un ambiente de plenitud rodeado del resto de compañeros de viaje. Para los griegos era el “loco” del panteón, porque incitaba a cometer actos excéntricos a través del vino.

Dionisos nació siendo hijo de una mortal, Sémele, y del dios más importante del panteón griego: Zeus. Sin embargo nunca fue del agrado de Hera, la esposa de Zeus. Es por ello que ésta diosa hizo que se volviera loco y vagara por el mundo una vez alcanzó la edad adulta.

Su primer destino cuando empezó a recorrer el mundo fue Egipto. Viajó acompañado de un ejército de sátiros y ménades – criaturas que ayudaban a iniciarse en plena fiesta en los misterios divinos -. Allí se presentaba y transformaba milagrosamente el agua en vino, liberando a los asistentes de las rutinas cotidianas.

Posteriormente viajó a la India, donde fundó algunas ciudades e inició en la agricultura, además de proporcionar códigos de leyes. Al regresar a Europa quiso establecerse en Tracia, pero Licurgo, el rey de los edonios, destruyó todo su ejército. Él se salvó al sumergirse en el mar. Lanzó una maldición contra toda esa tierra hasta que asesinaron al rey. Entonces se dirigió a Beocia, donde tuvo éxito. Después a las islas del Egeo. Alquiló una barca a unos marineros que resultaron ser piratas e intentaron llevarlo a Asia para venderlo como esclavo. Fue entonces cuando hizo brotar una vid en la barca, convirtió los remos en serpientes y se transformó en un león. Los piratas al lanzarse espantados por la borda se transformaron en delfines.

Al llegar a Naxos se casó con Ariadna – el significado del nombre es “la purísima” -, así se quedó a vivir con ella. Hacía tan feliz a Zeus que muchos vieron cómo se convertía en su favorito. Así que Hera y los Titanes, temiendo que Dionisos acabara ocupando el puesto del dios rey, lo asesinaron. Una vez muerto descuartizaron el cuerpo y lo esparcieron por muchos sitios.

Su corazón fue rescatado por Atenea, que se lo llevó a Zeus. Éste lo ingirió y así emanó un nuevo Dionisos resucitado. Ahora ya no era un simple mortal; se había convertido en un ser inmortal de poder infinito.

Así fue al fin aceptado como un dios del Olimpo, ascendiendo a los cielos y sentándose a la diestra de Zeus. No satisfecho aún, quiso bajar al inframundo, donde rescató a su madre mortal, Sémele, para llevarla con él a los cielos.

Desde sus comienzos, la Iglesia Católica – lo mismo ortodoxa que romana – celebra el 6 de enero como día de la Epifanía o del primer milagro de Cristo. Ya saben; transformar el agua en vino en las bodas de Caná.

Esa misma fecha era la que celebraban los antiguos griegos para conmemorar el primer milagro de Dionisos en su viaje por el mundo: transformar el agua en vino.

Y es que según los antiguos griegos era obra de Dionisos que en el templo de Elis, el 6 de enero, se transformara el agua en vino. Para profundizar en esto es altamente recomendable la lectura de Rudolf Bultman, quien atribuye esta transformación de Dionisos en Jesucristo a los deseos del emperador Constantino I de contentar a los paganos con la nueva religión para así atraerlos al cristianismo unificando el Imperio en una sola religión.

Han sido muchos los historiadores, empezando por Herodoto, pasando por Plutarco, que han asociado en varias ocasiones la figura de Dionisos con la del dios egipcio Osiris, sin duda el más importante en el panteón del Antiguo Egipto.

Osiris fue para los egipcios el dios de la resurrección, y además, el de la agricultura, al igual que Dionisos para los griegos. Se lo representa en la mayoría de templos con los símbolos de la realeza, e incluso con forma de pez. Era el jefe de la tríada principal egipcia: Osiris, Isis y Horus. Fue asesinado por su hermano Seth, el equivalente egipcio al Demonio -, y su cuerpo descuartizado y esparcido por muchos sitios.

Osiris fue el dios fundador de Egipto, quien educó a los seres humanos para que pudieran vivir en sociedad, quien los inició en las leyes que regirían la nación, en la agricultura y en cómo honrar a los dioses. Murió como un hombre, pero resucitó siendo inmortal. Es además el responsable de juzgar a los muertos, evaluando su vida antes de decidir qué hacer con ellos.

Toda esta información es accesible en el Tratado de Isis y Osiris de Plutarco y en los documentos de Diodoro de Sicilia.

Cuando fue resucitado por Isis, sin miembro viril – porque un pez se lo había comido – ésta quedó embarazada de él y parió a Horus, quien vengó la muerte de su padre desterrando a Seth al desierto y recuperando el trono de Egipto.

No hay que ser una lumbrera para ver que el mito de resurrección de Jesucristo es prácticamente un plagio del de Osiris. Obviamente muchos ya lo dijeron, se puede profundizar en esto leyendo a Karl Kautsky en El cristianismo: sus orígenes y fundamentos. También es altamente recomendable la lectura de Los templarios y la Mesa de Salomón, de Nicholas Wilcox, el pseudónimo que utilizó para ese libro Juan Eslava Galán.


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